lunes, 1 de julio de 2013
BIBLIOTECAS CUENTERAS
La Biblioteca Cuentera es la posibilidad de
compartir sin rivalidad ni pertenencia algo tan preciado como la potencialidad
absoluta de la imaginación y la lectura, en un juego que puede llevar a niños y
adultos a encontrarse en una misma situación de plenitud y disfrute. Las Bibliotecas Cuenteras promueven la lectura, la solidaridad, el compromiso, la
libertad, el compartir, la creatividad, el juego… la imaginación.
¿Cómo lo hacemos?
La respuesta es más que simple: JUGANDO Y SIN
JUZGAR… permitiéndonos el error, el volver a comenzar, el crear sin miedos, en
total libertad y alegría.
En la Biblioteca Cuentera existe un mundo suave
de colores, que nos lleva a desear detenernos en el juego y la creación. Todos los libros y los juegos están hechos de
hechos de fibras de algodón o lana, facilitando espacios para “quedarnos en el
HACER”. Los libros y juegos que se
presentan son una variación de posibilidades sobre el contar y crear historias
desde los diferentes “talentos” con los que chicos y grandes se acercan; este
transitar desde lugares parecidos pero distintos, permite que los procesos
de creación sean una red a observar y
compartir por todos los que se acerquen al espacio BIBLIOTECA CUENTERA.
¿Quién lo hace?
El proyecto nace desde CAMINANDOCUENTOS, dirigido
por María Fernanda Gutiérrez, escritora y cuentacuentos. Si bien el proyecto
surge en el año 2007 siendo declarado de
Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de Presidencia de la Nación,
recién en el 2010 comenzamos a dirigir
el trabajo de investigación a los procesos de creatividad por los que pasan los
niños en todo el país en diferentes
contextos, cómo abordarlos y qué ocurre
con los adultos que en diferentes ámbitos trabajan con niños escolarizados o no;
qué aporta y en qué relenta muchas veces esos procesos.
La Biblioteca
El espacio Biblioteca Cuentera es itinerante y
posee objetos para jugar y crear.
Libros tejidos, libros objeto, “el imaginero”
para jugar creando historias, las “bolsas cuenteras”, “la alfombra mágica”, “la
carpa de los deseos”, “las cajas mágicas” y “la isla de los mensajes”. Todos ellos utilizan el relato, como
herramienta de juego…
Una experiencia…
CON
SOLO CERRAR LOS OJOS
Hace dos mañanas me encontré cerrando los ojos y
jugando a ver más allá de lo evidente.
Volví a practicar con los chicos el estimulante
juego de permitirnos ver con el corazón… muchos podrían decirme a esta altura
que no deja de ser una ilusión todo aquello; y yo podría decirles en este
preciso momento que, esa ilusión maravillosa es la que nos lleva a ver cada
imagen con lujo de detalles cuando comenzamos a leer un buen libro. Las imágenes se suceden indescriptiblemente…
y si acaso tenemos la oportunidad de cotejarlas con otras personas que han
leído las mismas páginas, comprobaremos fehacientemente que nuestras imágenes
son “únicas”… como lo son las de nuestro compañero/a de lectura. Ese VER más allá de nuestros ojos físicos es
una herramienta fundamental para escritores, soñadores, y creadores en general.
Por eso, cuando
esa mañanita fría nos convocó en la biblioteca escolar de la escuela
primaria de San Jerónimo Norte, me tomé el permiso de VER las historias que los
chicos veían mientras yo contaba.
Después de las preguntas de rigor
sobre a quién le gustaba escribir y a quién leer y a quién dibujar… ellos
mismos se vieron haciéndolo. Y hasta hubo dedos que señalaban al más creativo,
y al mejor dibujante.
Observé que en algunos casos esos, considerados
los “mejores” en algo, no se sentían así… no creían ser tan creativos, ni tan
buenos dibujantes, ni tan buenos en alguna cosa específica. Les pregunté en forma personal, si creían que
eso era así… si se creían tan buenos como aparentemente sus compañeros los
veían, y las respuestas fueron bastante parecidas. “Yo no soy tan bueno
dibujando”. “¿Porqué?. “Porque para dibujar tenes que estudiar y
ahora estoy en la escuela”. Ninguno de
esos niños, cada uno con un talento diferente, consideraba que las cosas que
ellos deseaban hacer y aprender, pudieran hacerse en la escuela; o quizás, la
escuela servía para otra cosa.
Aparentemente ninguna de las materias que
estaban cursando tenían que ver con sus intereses. Cuando comenzamos a conversar sobre el
aprendizaje de geografía o historia podía aportarles para viajar en ese barco
de vikingos y ser ellos mismos protagonistas de sus relatos, comprendí que no
podían conectar la posibilidad de conocer el mapa de Europa desde el
aprendizaje de la geografía que se daba en la escuela, pero si eso se los
brindaba un libro de cuentos, podría ser real.
Me pregunté, cuánto más fácil sería enseñar
sobre los fiordos de Noruega, si ellos eran los que viajaban y piloteaban ese
barco vikingo, para que pudieran comprender la peligrosidad de esas costas… o
si dibujaran el mapa de acceso a esa isla que
tendría el tesoro perdido… sólo por la imperiosa necesidad de
jugar. Todos después de esa mañana
recordaron dónde quedaba Noruega y algunos hasta llegaron a casa a buscar en
internet algo más para conocer aquellas tierras tan lejanas. Había avidez por CONOCER Y DESCUBRIR, al
igual que por JUGAR.
Eso más o menos, es lo que nos permite ver con
los ojos de corazón… lo que nos permite ver un cuento simplemente jugando…
MARIA FERNANDA GUTIERREZ
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