Maru Armijo, ángel que apareció en mi vida, seguramente por algo bueno que hice, me ofreció éstas, sus letras de "INSTANTANEA"... en algún momento, algo les conté, pero aquí va el texto completo, porque no tiene desperdicio y porque resume cada latido de mi corazón en este sueño de Caminandocuentos, que aquí en La Domanda, en Villa Berna, selló recién ... el comienzo...
¿Qué sucede cuando los sueños son cumplidos? Este Julio 2008 me trajo más de uno. Pero hay sueños y sueños. Hay personales, y hay esos de pura locura. Estos son quizás los imprescindibles. Cuando alguien comienza a imaginar un sueño así, generalmente la pregunta que no puede responder es "¿Para qué querés hacer eso?". Creo que esa imposibilidad es precisamente lo que define las dimensiones del sueño. Esos sueños traen el para qué largo, más largo que una vida. Sólo los sueños de esa clase nos hacen vibrar. Porque cuando nacieron, lo hicieron apostando a la irracionalidad. Pasan los años, y aún llegan los ecos de las cuerdas que percutieron en su afán de realizarse. Sólo esos nos trascienden. Sueños que nacieron en la necesidad irremediable de lograrlos, sueños que en sí mismos eran objetivos. Sueños incubadora, sueños gestadores, sueños puerta. Cuando Ernesto emprende su viaje en motocicleta por América no tenía un para qué del suyo. Pero más de medio siglo después, su sueño aún responde para qués que él nunca supo.
Ha habido veces, en que he llegado a pensar que en realidad es al revés. Son los sueños quienes nos eligen a nosotros y no viceversa. Son ellos quienes buscan hasta encontrar alguien con el suficiente desequilibrio para accionar lo que nunca antes fue accionado. Nos encuentran y anidan en el alma, por un tiempo, quizás midiendo si hay o no hay coraje para emprender rumbos no explorados, para movimientos incalificables. Es el sueño, y no nosotros, quien evalúa las posibilidades de vivir en nosotros. ¿O acaso hay alguien que pueda decir que no ha experimentado alguna vez esa sensación inequívoca de cuando un sueño se va de nosotros? Siempre habrá quienes respirando aliviados, vuelvan a sonreír con cara de menos mal que se le pasó, y también habrá quienes lo lloren como una linda idea infactible. Creo que aún esas personas pueden aportar al sueño... corriendo hacia sus particulares muros y apartándose del camino. ¡Atención! ¡Incrédulos y equilibrados, abran paso por favor, sueño on board!!
No es que el sueño muera, simplemente parte a buscar otro soñador, pero llevándose consigo el camino recorrido. Por eso es que a veces, pareciera que los sueños jugaran a las escondidas. Como si los sueños de dimensiones extralarge necesitaran a más de un espíritu para poder vivir.
Apoyar un sueño no es dejar caer una moneda en un tarrito o en una gorra. Apoyar un sueño da vértigo, es necesario entregarse a la incertidumbre. Para apoyar un sueño, hace falta haber tenido un par, y tener otro tanto aún latiendo. Como las chicas de "Venecia", de Jorge Accame. Como el amigo que insiste en estar ahí, en "El Acompañamiento", de Carlos Gorostiza. Para apoyar un sueño hay que estar, hay que creer, hay que dudar y preguntarse. Hay que intentar, hay que bancarse no tener respuestas. Para apoyar un sueño, lo primero que hace falta es uno mismo. Sin eso, no hay sponsor, gordo de Navidad o publicidad que sirva para algo. Apoyar un sueño es poner el cuerpo, o la cara, o el nombre, comprometer un pedazo de identidad.
"Estabas tan segura de tu sueño, que no había mucho espacio para no acompañarte" me dijo una amiga respecto del mío. De los otros, pienso que en treinta años todavía habrá brotes verdes en las raíces de los cumplidos en este Julio. ¿Qué estaremos soñando en treinta años?
GRACIAS MARU!!! ...una vez más.
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