Sin dejar todavía de reirme con las ocurrencias... reales de Don Nacher, no pude evitar que las palabras me brotaran, cuando el guía y capitan de la lancha, nos contaba sobre el feroz ataque que las dulces ballenas sufren por parte de las gaviotas ..., bicho sanguinario y de porquería... bueh... más o menos.
Después de haber realizado el soñado avistaje de ballenas y sentir que ese mamífero multitoneládico era uno de los seres más tiernos y juguetones de la escala zoológica, nos surge inmediatamente una terrible necesidad de salir a buscar el rifle de aire comprimido y empezar a "bajar gaviotas".
Bicho que parece tenernos de punto, sobre todo a los humanos a quienes burla en diferentes salidas de esparcimiento, como en esas merecidas vacaciones en Bariloche, en las que al surcar las aguas de Nahuel Huapí e intentar infructuosamente alimentar con todo tipo de exquisiteces, que van desde "el pancito" hasta trozos de "fino y costosísimo chocolate", nos pasa en vuelo rasante con un maravilloso... "oooooole"... y sigue sin llevarse lo que esa troupe de turístas infradotados intenta ofrecerle como alimento, para que la otra mitad de los pasajeros pueda jactarse obteniendo "la foto" de sus vidas.
Experiencias como esta, y el terrible ataque que sufren las innumerables ballenas francas australes en sus lomos, cuando son picoteadas y lastimadas por estos "bichos de porquería", fue lo que motivó a un compañero de excursión a enloquecer estrepitosamente y tirarse al agua para "salvar" a las ballenas del bicho de porquería, léase, gaviotas.
El show de bombos, gritos y platillos, terminó con un turísta con hipotermia que fue rescatado por marineros y ballena, y un recibimiento a todo trapo por la Asociación Protectora de Gaviotas y Otros Bichos de Porquería, que ya nos esperaban en la costa con cara de pocos amigos y un interesante y vistoso... "chaleco de fuerza".
PD: como puede apreciarse en la segunda foto, todos terminamos con chalecos de fuerza... que se le va a hacer... "justos por pecadores..."
Después de haber realizado el soñado avistaje de ballenas y sentir que ese mamífero multitoneládico era uno de los seres más tiernos y juguetones de la escala zoológica, nos surge inmediatamente una terrible necesidad de salir a buscar el rifle de aire comprimido y empezar a "bajar gaviotas".
Bicho que parece tenernos de punto, sobre todo a los humanos a quienes burla en diferentes salidas de esparcimiento, como en esas merecidas vacaciones en Bariloche, en las que al surcar las aguas de Nahuel Huapí e intentar infructuosamente alimentar con todo tipo de exquisiteces, que van desde "el pancito" hasta trozos de "fino y costosísimo chocolate", nos pasa en vuelo rasante con un maravilloso... "oooooole"... y sigue sin llevarse lo que esa troupe de turístas infradotados intenta ofrecerle como alimento, para que la otra mitad de los pasajeros pueda jactarse obteniendo "la foto" de sus vidas.
Experiencias como esta, y el terrible ataque que sufren las innumerables ballenas francas australes en sus lomos, cuando son picoteadas y lastimadas por estos "bichos de porquería", fue lo que motivó a un compañero de excursión a enloquecer estrepitosamente y tirarse al agua para "salvar" a las ballenas del bicho de porquería, léase, gaviotas.
El show de bombos, gritos y platillos, terminó con un turísta con hipotermia que fue rescatado por marineros y ballena, y un recibimiento a todo trapo por la Asociación Protectora de Gaviotas y Otros Bichos de Porquería, que ya nos esperaban en la costa con cara de pocos amigos y un interesante y vistoso... "chaleco de fuerza".
PD: como puede apreciarse en la segunda foto, todos terminamos con chalecos de fuerza... que se le va a hacer... "justos por pecadores..."
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