Hay formas increíbles de decir las cosas. Anotando dibujitos en un papel, abrazando, o mirando o riendo…
Al mismo tiempo compartimos una inmensa energía de amor en la cual las piezas del compartir, se van encastrando armoniosamente.
Esa mirada que entregaste cuando preguntabas, sumada a la sonrisa de la comprensión del que entendía, iluminó tu corazón de una especie de magia de esperanza... AMBOS TENÍAN ALGO NUEVO.
Un ida y vuelta perfecto, en sincronía suave y templada... como es la sincronía.
Entregarnos al enseñar, es darnos la posibilidad de saber que algo dentro nuestro está ocurriendo; al mismo tiempo que unas cuantas cosas se acomodan en el Universo, que seguramente sonreirá aliviado al comprobar una vez más que dos almas se han acompañado y han disfrutado al encontrarse.
Eso, más o menos es compartir un relato, una historia que habla de nuestras "partes" que serán tan esenciales para seguir buscando en un libro, en una historia, en una poesía, aquello que nos hace crecer... madurar.