Con ellos hicimos una tarea de taller. Llevé alguno de mis elementos mágicos, como mi varita de bruja, una botella de elixir mágico (que todos quisieron probar) un pequeño cofre con flores de lavanda, mi gorra de bruja y mis cucharas... de bruja... además de mi duende.
Rubén, eligió el cofre y nos contó que lo había hecho porque en realidad, esa pequeña caja, había llegado del mar a un pueblo gris, donde nunca pasaba nada, ni crecían plantas con flores u árboles.
Pero al aparecer, un hombre la abrió, saliendo primero un destello de luz que inundó todo el pueblo y las flores salieron volando, cayendo por todos lados.
Desde ese día, el pueblo ya no es gris y crecen flores de lavanda por todos lados...
A seguir escribiendo señor!!
Tal vez, vos seas ese hombre que está esparciendo flores...
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