jueves, 22 de mayo de 2008

NO HACEN FALTA ALAS EN OBERÁ






No hacen falta alas para hacer un sueño
basta con las manos,
basta con el pecho,
basta con las piernas,
basta con el empeño… (*)


Una de las inquietudes al comenzar con este trabajo fue averiguar qué se entendía por identidad…, encontré, antes que nada, una gran resistencia a la palabra. Entonces, como siempre me dice mi mamá, … fui al diccionario…
“igualdad, concordancia, equivalencia; conjunto de caracteres o circunstancias que hacen que alguien o algo sea reconocido, sin posibilidad de confusión con otro”
Y entonces, descubriendo Oberá de la mano de Blanca Ríos y sus compañeras de la Biblioteca Domingo F. Sarmiento, me di cuenta, que la palabra que definía esta ciudad y su gente, era: concordancia. Cada uno, aquí en Oberá, es decididamente reconocido por sus características, sin posibilidad de confusión con otro… y eso no ha sido motivo para que no “sumaran voluntades”.
En la mañana de ayer visité la Escuela 688 y a pesar de haber pasado ya muchas emociones en este viaje… por fín! solté una lagrima de emoción… los chicos, sus maestros y su directora Ema Szmainko, me esperaban con sus historias, sus bailes y su música… chicos de todos los colores, era hermosísimo!!, rojos, blancos, dorados, verdes, celestes y marrones. No había color que no faltara en esas caras, en esos ojos y en su pelo…
Así me traje la leyenda del “yasiyateré”, el pájaro silbador que en la siesta, ayuda a que las mamás estén más tranquilas sabiendo que los gurises están durmiendo la siesta, ya que todo niño de por aquí sabe, que si el yasiyateré te silba y uno le contesta, él vuelve a silbar, hasta que salimos a la siesta, y entonces nos lleva… a pesar de que todos corren por la calles coloradas de sol de esa siesta, cuando pregunté quién hacía caso y dormía, como las mamás pedían, todos levantaron la mano… También me contaron la leyenda del lobizón y me nombraron a varios vecinos, de los que se comenta, casi en un murmullo, que lo son.
A la tarde, con un sol abrasador, nos fuimos con Blanca a la Biblioteca “Vamos a leer”, de quien la Biblioteca Sarmiento es madrina…, allí nos recibió Ilda, el hada madrina que cuida de un grupo de abuelos y personas mayores… y de chicos, a toda hora. Ella con “casi” ochenta, es el alma mater de tantas ganas. Hoy, trabajan por su nueva sede, codo a codo, entre mates, clases de artesanías, clases de gimnasia y … mucho amor y lectura. Me reciben con un enorme cartel de BIENVENIDOS y después de muchos mates me cuentan cómo sus padres llegaron a esta bella Oberá y “la hicieron”. También me regalan algunas recetas!!!!!
Yo, feliz y agradecida y tan llena de cariño, me vuelvo silbando bajito, para que no me escuche el yasiyateré, que seguramente ya descansa en una rama, porque el sol ha dejado de apretar…

No hacen falta alas para hacer un sueño . . .


(*) “No hacen falta alas para hacer un sueño” de Silvio Rodríguez.

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