viernes, 30 de mayo de 2008

RUTAS ARGENTINAS Y EL ÑANDU.


Algún tanguero diría que eramos "una mezcla rara de yuyeta y de mimi" ..., dos rockeros negrísimos, susísimos y descolgados; niños en edades varias (grandes tomadores de jugo y café); 4 ancianos; 1 chacarero exhibicionísta; una madre de Recoleta con su hija de Punta del Este; una monja; 2 gitanas, algunos cuerdos ... y yo.

Podríamos haber sido una comparsa, pero eramos sólo compañeros de 24 horas de colectivo.

Adentro, la increíble locura del encuentro; afuera, la razonable esquizofrenia de los camiones, el piquete, la sordera, y el ñandú.


En la Argentina tenemos las dos especies de ñandu que existen: el propiamente dicho y el choique, o ñandu petiso, o suri, un poco mas chico que el otro. Todos creemos que comen lo que encuentran, y que ante el peligro esconden la cabeza. Eso a lo mejor lo haga el avestruz africano, que no es ni siquiera pariente del ñandu. Nuestro ñandu come frutos, brotes, hojas, insectos y animalitos pequeños, como lagartijas y ratones. Y cuando lo atacan, si no logra asustar moviendo feo el cuello y la cabeza, se defiende a patadas, sobre todo si esta en el nido.

Es papá ñandu el que hace el nido en el suelo, incuba los huevos y cuida a los charitos. Es toda una lección verlo echado, con las alas entreabiertas y el cuello contra el piso, cosa de abarcar la nidada y tambien camuflarse. Así se queda por 40 días, hasta que nacen, todos el mismo día, los charabones, que pueden ser entre 30 y 40.

Difícil que un charo perdido quede abandonado. Papá ñandu lo adopta y cuida como si fuera propio. Es así como se forman grupos de hasta 96 charitos con un adulto, como vio un amigo en San Miguel del Monte. El ñandu anda por los pastizales, los campos sembrados, las sabanas arboladas los pajonales, en todo el norte hasta Río Negro.
En el sur de Mendoza y toda la Patagonia, y en la Puna -entre los 3.000 y 4.500 mts- anda el suri.
Mas chico que su pariente, soporta nevadas y fríos intensos, pero la lluvia lo obliga a buscar refugio, o a echarse con el cuello doblado sobre el lomo. Claro: en esas comarcas áridas, la lluvia es sorpresa y asusta.


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